jueves, 24 de febrero de 2011

Prólogo

PRÓLOGO

No contaba con más de 16 años la criatura cuando se encaprichó apasionadamente por el caballerito Juan Garmendia. Nada pudieron hacer sus pacientes progenitores por convencerla de que todavía era demasiado chica para andar en amores, y mucho menos casarse, como pretendía Aurorita.
Josefa y Vicente de pronto sintieron la losa de tantos años de mimos  en exceso que habían terminado por convertir a su única hija en una jovencita caprichosa y mal criada, incapaz de recibir un no por respuesta. Pero quién podría culparlos por querer consentir con tanto ardor aquella bendición que Dios les había enviado como un regalo del cielo, cuando pensaban que morirían sin descendencia.
Trataron de evitar el enlace con todas sus fuerzas; no estaban dispuestos a dejar que su pequeño tesoro se alejara de ellos tan pronto, y mucho menos por casarse con un joven – que si bien era muy apuesto y educado – del que poco sabían.

Durante mucho tiempo estuvo en boca de todo el mundo la gran trifulca que se armó durante la cena de Nochebuena, cuando la bella Aurorita anunció delante de toda su familia que estaba esperando un hijo de Juan Garmendia, por lo que no le quedaba otra a sus padres que aceptar el enlace.
La más genuina consternación hizo mella entre los presentes, que sin quererlo; se habían convertido en parte del teatro que Aurora había tramado con el fin de salirse con la suya. Ahora que todos sus familiares más directos conocían su estado, ya nada podrían hacer sus progenitores para evitar lo inevitable.

Mientras Josefa luchaba por hacer llegar aire a sus pulmones, golpeada por un nuevo ataque de asma mientras su hermana Francisca trataba de asistirla; Vicente se levantó de la mesa sin decir palabra ante la aterrada mirada de los presentes, que observaban como guiaba sus pasos hacia el mueble donde guardaba las escopetas para la caza.
Hicieron falta cuatro hombres para evitar que Vicente Bautista saliera a buscar al infeliz de Juan Garmendia y saldar cuentas con él.


Un mes más tarde,  en medio de un gran revuelo y escándalo; unían sus vidas ante Dios, en presencia de todo el pueblo: Aurora Bautista y Juan Garmendia; para disgusto de Josefa y Vicente, a quienes les costó lo indecible mantener la compostura ante tamaña tragedia.
Demasiado tarde se habían percatado de que habían criado a una pequeña manipuladora; motivo por el cual habían decidido que después de la boda; dejarían que Aurorita se las arreglara sola; ya que creían que era necesario que aprendiera a salir adelante sin su sobreprotección, para evitar que en el futuro volviera a enredarlos con uno de sus alocados caprichos.


Y así comenzó la nueva vida, como esposa y madre de Aurorita Bautista… y así, sin que nadie siquiera lo sospechara; comenzó a marcarse mi destino…

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